Ya con la globalización, el Perú dejó en el pasado su
modelo económico en crisis, y con esto, asumió un modelo de economía abierta;
con lo que la competencia y la inversión se convirtieron en un factor vital
para la viabilidad y la sobrevivencia. La Amazonía, en este contexto, no se
encuentra ajena. Se ve expuesta a esta ola de integración, a las inversiones de
infraestructura y transporte que se
están desarrollando en nuestro país.
Cabe
mencionar que nuestra Amazonía desempeña un papel de suma importancia en el
mundo. Debido a que esta equivale al tercio total de los bosques tropicales del
planeta. Sus ríos también constituyen la quinta parte del agua dulce en el
globo terráqueo. Asimismo, posee la mayor diversidad ecológica a través de su
fauna y flora, con lo que genera y permite la regulación de oxigeno y de gases
carbónicos para el continente sudamericano y, por ende, para el mundo. Es por
esto que durante la Cumbre de Río en 1992, se tomó conciencia de la gran
importancia que tiene para la preservación del medio ambiente. Con lo cual, se
firmo la “Declaración de Río de Janeiro”, con 27 principios, entre los cuales
destaca el de ‘desarrollo sostenible’, el de ‘preocupación’ y el de ‘tiene que
pagar por ello, el que contamina’.
Es por
ello que el desarrollo económico en la Amazonía, nos puede traer grandes e
irreparables lamentos, pero también grandes beneficios. El gran atractivo de la
Amazonía, es la ubicación clave a nivel estratégico en el sistema
internacional, en razón de sus recursos naturales como la biodiversidad, el
agua, en sus metales como el oro, el manganeso, el platino, los diamantes, y en
las reservas energéticas y biogenéticas. El aprovechamiento de los recursos
naturales, presentaría un escenario que estaría dividido en dos: El optimista y
el pesimista.
A
continuación emprenderemos un pequeño estudio de estos dos posibles escenarios,
para poder así obtener una aproximación de lo que el desarrollo económico en
este sector, afectaría a nuestro continente, y por consecuencia, a nuestro
país.
Escenario
optimista:
Calculando
a grandes rasgos, podríamos decir, que la región amazónica se convertiría en un
centro de desarrollo económico de gran importancia. En este escenario,
podríamos apreciar como el desarrollo de infraestructuras viales y portuarias
se desarrollarían, forjando nuevas ventajas comerciales. Como consecuencia de
este desarrollo, el horizonte comercial brasileño con el Asia, se expandiría,
ya que al tener una salida por el pacífico, el Perú se convertiría en un aliado
aún más estratégico. También se produciría una creciente integración entre las
actividades primarias, la industria y los servicios de distribución.
Este sería
un escenario “perfecto”, que nos demostraría como el desarrollo económico se
desenvolvería. Pero a esta posible realidad, se le presenta una contraparte; a
continuación desarrollaremos el siguiente escenario.
Escenario pesimista:
En
este escenario, podríamos apreciar como los países amazónicos desaprovecharían
el mercado asiático y los intereses de los mercados europeos. El desarrollo de
la ‘biopiratería’, que constituiría uno de los mayores problemas que estos
países tendrían que enfrentar. La contaminación del agua, por medio de
actividades extractivas. Lo que representaría una gran amenaza para la
preservación del medio ambiente; que se iría contaminando por los ríos y con la
ayuda del viento, para llegar así, a todos los ríos y comunidades amazónicas.
La deforestación masiva generaría una emisión de CO2 a gran escala, provocando
la aceleración del efecto invernadero. Y entre muchos posibles factores que
harían este escenario, en uno de los peores para nuestra región, y para el
mundo.
Conclusiones
Con la intención de hacer un pequeño exámen
sobre el desarrollo económico en nuestra Amazonía, podemos concluir el siguiente:
·
Como primera
conclusión, podemos decir que si se quiere aprovechar todo lo que nos ofrece
nuestra región amazónica, se tiene que plantear la premisa del ‘desarrollo
sostenible’.
·
La gestión del
territorio amazónico por los países de la región amazónica.
·
Y por último, la
conservación de los bosques, animales y el agua dulce de la zona.