jueves, 15 de diciembre de 2016

Seguridad hemisférica y situación del Perú



Los procesos que se generan en el sistema internacional, debido a los cambios de modelos políticos, económicos y sociales; han originado que hoy en día se produzcan nuevos retos para los Estados. En este sentido, hablar de Seguridad Hemisférica, es hablar de la capacidad de los Estados en poner en acción políticas que puedan prevenir, enfrentar y solucionar temas que los afectan directamente. Si bien es cierto, existen organismos que ven este tema en específico dentro del continente americano, como la Organización de los Estados Americanos (OEA) , la Unión de Naciones Suramericana (UNASUR) y entre otros, las políticas que se generan aquí, son adoptadas mediante documentos que en muchos de los casos no tienen efectos profundos en los Estados partes. 

El principal problema de la efectividad de estos mecanismos, son la divergencia en las políticas internas entre los mismos Estados. A pesar de que las amenazas son las mismas, la manera en cómo se aplican diferencian los niveles de la efectividad del Estado como en su rapidez al actuar. En épocas pasadas, los Estados americanos centraron sus esfuerzos en la actividad de seguridad y defensa marcada por el equipamiento militar, con la finalidad de defender su territorio ante posibles amenazas externas. A finales del siglo XX, las amenazas principales dejaron de ser  Estados; puesto que los actores no convencionales, como el crimen organizado, el terrorismo transnacional, el narcotráfico, la trata de personas, y entre otros, se convirtieron en los principales problemas del sistema internacional. Asimismo, los diversos mecanismos legales existentes, establecen el reconocimiento de lo que son las amenazas para los Estados, ya sea las actividades antes mencionadas, o las nuevas clausulas como las medio ambientales o democráticas (Carta Democrática Interamericana, la Zona Andina de Paz, Carta Andina de Derechos Humanos, etc), pero se observa que la problemática de la seguridad hemisférica no se encuentra en la falta de voluntad de los Estados expresarse sobre el asunto, sino qué hacen dentro de sus administraciones para poder armonizar las acciones. 

Este es el caso del Perú, un Estado en donde la criminalidad aumenta en todo el país y que sus esfuerzos para evitarlo son, relativamente, pocos. Uno de los principales problemas en seguridad que tiene el Perú, está centrado en los crímenes que se producen, como los asaltos a mano armada, el pandillaje, o en delitos menores como el “raqueteo” o el robo al paso. Debido a la poca actividad del Estado para hacer frente a estos delitos en los años anteriores, la actividad criminal se agravó , generando redes que se dedican a la trata de personas, el tráfico de drogas, extorsiones, secuestros e inclusive actos de corrupción dentro del Estado. Además, la corrupción es uno de los principales puntos que no permiten que el Estado tenga un desarrollo óptimo en la formulación de sus políticas, ya que los vacíos en ellas hacen que las entidades más importantes como la Policía Nacional del Perú, los Ministerios de Defensa e Interior, y entre otros, no puedan tener la precisión ante la delincuencia. 

De esta manera, los efectos que pueden tener las diversas formas que toma el crimen, atentan directamente a la población y a la integridad del Estado . Es necesario terminar con las decisiones “facilistas” que imperan en la mayoría de políticas internas, acciones que buscan acabar con los problemas pero no con los causantes. La interconexión de políticas de seguridad, son necesarias para crear un ambiente de confianza mutua que pueda garantizar la cooperación entre los Estados, sobre todo, de tratar de alcanzar una armonización en acciones que contrarresten las acciones delictivas. Por consiguiente, es de carácter urgente tener lograr una mejor coordinación detectando casos de corrupción, por esta ser la madre y el camino de todos los actos que ponen en jaque al status quo del hemisferio.