lunes, 21 de febrero de 2022

UK- USA : La histórica relación especial




    Históricamente, la relación especial que existe entre los Estados Unidos y el Reino Unido ha sido estrecha y familiar. No cabe duda alguna que la manera en cómo surgió los Estados Unidos ha influenciado en su desarrollo como nación, pues los valores y principios que trajo la colonización inglesa fue lo que influencio y marcó la diferencia entre la administración del continente americano si tomamos en cuenta lo sucedido con América Latina. Asimismo, esta hermandad que existe entre ambos países se ha visto en momentos donde las relaciones se vieron reforzadas por motivos bélicos, lo que dio como resultado una mayor aproximación entre su cooperación política, económica y militar.

    El inicio de esta buena relación entre ambos Estados pueden entenderse mejor si se ven los inicios del siglo XX. A raíz de las dos grandes guerras mundiales, el acercamiento político fue notable. No fue hasta en 1940 donde Winston Churchill acuñó esta definición basada en una “relación especial” en su discurso de 1940. Sin embargo, es necesario repensar este concepto. La relación especial se puede entender como un mecanismo que puede usar un Estado que está en cierta relación inequitativa de poder, es decir, cuando un Estado más débil trata de usar un bandwagoning para con el Estado más poderoso. Asimismo, las circunstancias que emanaron en la Guerra Fría demostraron que el periodo de la reconstrucción europea las relaciones de poder eran positivas para los Estados Unidos, pues al ser el “protector” de los países europeos contra la amenaza del comunismo soviético, las relaciones eran asimétricas. Con el paso de los años y en medida a que la economía y la tecnología militar iba avanzando, el Reino Unido fue equiparando el poder militar hasta tener la capacidad de poder defenderse nuclearmente. A pesar de esto, la capacidad del Reino Unido no puede ser comparada a la que poseía en el siglo XIX ni a la capacidad militar que tuvo los Estados Unidos a partir de 1945, pero si es crucial afirmar que su calidad de potencia fue repuesta en el sistema internacional. De esta manera, dentro de nuestro ensayo vamos a analizar la relación especial entre los Estados Unidos y el Reino Unido para así determinar en qué medida el soft power estadounidense influenció en el desarrollo de la política de Londres sin controlarla completamente, como también determinar puntos en la historia donde el soft power de Washington fue contrarrestado con la posibilidad de existir un conflicto de intereses entre potencias.

    Por consiguiente, vamos a abarcar una breve introducción histórica de las relaciones entre ambas naciones para poder entender el contexto, para poder seguir con el desarrollo de nuestra problemática en base a los puntos señalados y hacer una breve conclusión sobre nuestra posición sobre demostrar de qué manera las relaciones han estado marcadas por un soft power que nació luego de la post Segunda Guerra Mundial y que ha logrado configurar el poder en el sistema internacional.

    El poderío del Reino Unido tuvo su apogeo en el siglo XIX, la fuerza naval que poseyó fue indudablemente la más fuerte del mundo, es con esto que su influencia se pudo expandir por todos los continentes. Como toda potencia, las grandes crisis políticas trajeron desafíos que deben de superarse, algunas tienen éxito y otras se hunden con ellas. Los primeros momentos donde el poderío del Reino Unido se vio enfrentado en una guerra desgastante fue en la Primera Guerra Mundial (1914-1918), pero no fue hasta la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) donde los procesos emancipadores impulsados de las colonias inglesas debilitaron aún más el su poderío; teniendo en cuenta que en 1947 las emancipaciones en la India y Pakistán fueron un ejemplo para las demás colonias que buscaban la independencia igualmente. A partir de estos eventos la descolonización del Medio Oriente y África fue inevitable, dejando el poder británico aún más debilitado.

    La post segunda guerra mundial dio a entender que la pax británica había culminado y ahora los Estados Unidos iban a asumir el liderazgo mundial. La relación histórica de ambos Estados estuvo influenciada por la herencia y el conflicto de intereses durante la guerra de independencia americana. A pesar de que el Reino Unido poseía la fuerza marítima más poderosa del mundo en el siglo XIX, el gobierno de los Estados Unidos aún se mantuvo firme y basó sus estrategias porque estaba seguro de que la Royal Navy iba a impedir cualquier intento de desequilibrar sus intereses en el continente americano. De esta manera, los Estados Unidos fueron creando momentum en la parte del Océano Pacífico para poder estar preparado para futuras expediciones. Los efectos de la Segunda Guerra Mundial demostraron que la decadencia del imperio británico debido a la perdida de sus colonias más importantes – India y Pakistán- hicieron evidente que el poderío militar estaba basado en la dependencia de mano extranjera para luchar sus expediciones imperialistas.

    El desenlace de la Segunda Guerra Mundial le permitió a los Estados Unidos ver la necesidad de poder generar un sistema de seguridad efectiva que pueda ahora contener la expansión del comunismo de la Unión de República Socialistas Soviéticas (URSS). Con el llamado de Winston Churchill en 1940 donde se hacía explícito la relación especial que estas dos naciones tenía, se pudo entender que el Reino Unido reconocía la necesidad de contar con los Estados Unidos como un aliado que estaba destinado a ser el actor clave en el desenlace de la guerra. De esta manera, el resultado de la guerra trajo nuevos desafíos para los Estados Unidos, ahora tenía que lidiar con la nueva reconfiguración del sistema internacional y un actor como la Unión Soviética, que, por su posesión geográfica, iba a determinar el camino de los próximos años en la política mundial. La contención del comunismo soviético trajo un acercamiento militar que se basó en tres puntos principales: economía, tecnología y conocimiento basado en inteligencia política.

    El Plan Marshall fue un proyecto destinado a la reconstrucción de Europa mediante el apoyo directo de los Estados Unidos para combatir los estragos que trajo la Segunda Guerra Mundial. El soft power que contrajo este programa fue indudable. Evidentemente los Estados Unidos proyectaron su influencia al realizar este plan, pues el apoyo económico en Europa creó un sistema de bloque que formaría parte de este nuevo sistema bipolar característico de la Guerra Fría. Con este apoyo económico, el reforzamiento de las relaciones bilaterales entre ambas naciones incrementó de una manera positiva. La estrategia de los Estados Unidos también tenía la intención de consolidar esta relación especial lo antes posible, ya que la presencia del Reino Unido en diversas partes del mundo le brindara una ventaja militar para los Estados Unidos en torno a la movilización de su poder militar. Además, la presencia del Reino Unido en el Medio Oriente fue un factor clave, ya que significó el puente para ingresar por primera vez a una zona rica en recursos naturales.

    Por otro lado, el intercambio de tecnología en la post segunda guerra fue principalmente la idea de desarrollar armas nucleares. El Reino Unido tuvo un rol esencial en el desarrollo de la tecnología que fue destinada a crear las primeras bombas nucleares, pero a pesar de esto, fue de uso exclusivo de los Estados Unidos. Ante tal respuesta, la incertidumbre de la época hizo que el gobierno británico busque la manera en conseguir el apoyo estadounidense mediante tratados y acuerdos de cooperación que puedan agilizar el proceso de nuclearización británico. El Tratado de Québec y del del Acto McMahon en 1946, hizo que el Reino Unido comprenda que su status ahora dentro del sistema internacional sea de vital importancia para otro Estado, pues la denominada “relación especial” podría ser entendida como un espejismo del soft power estadounidense para apoderarse del continente europeo y tener mayor control en su calidad de nueva potencia mundial. Es así que la deterrance fue un acto que se vio necesario como la única solución en un escenario donde existía la amenaza del comunismo y las dudas sobre la retirada estadounidense de Europa, o de sus verdaderas intenciones en un escenario en donde aún no existía la Organización del Tratado Atlántico Norte (NATO).

    El éxito de los programas nucleares británicos le brindaron una imagen renovada, pues ahora la defensa de su integridad nuevamente caería en sus propias manos. El desarrollo de un arma nuclear no le pudo regresar su calidad de potencia mundial, pero le dio el status de país con capacidad nuclear, un puesto que pocos Estados podían gozar. Esta nueva independencia que ganó el Reino Unido al lograr concretar su programa nuclear en 1952, más aún con la bomba de hidrógeno, fue una demostración de que podrían hacer frente a cualquier amenaza proveniente de cualquier frente. Podríamos afirmar que este avance tecnológico renovó el respeto de los Estados Unidos hacia el Reino Unido, pues desde la dos pruebas nucleares de 1952 y 1957, se generaron más mecanismos de cooperación, como la US –UK Mutual Defence Agreement firmada en 1958 que tuvo como finalidad el intercambio de información sobre la producción de armamento nuclear, como también el envío de armamento balístico nuclear a tierras británicas. Si bien es cierto, el Reino Unido había logrado con mucho éxito el desarrollo de energía nuclear para uso civil, estos servían de uso pacífico (Magnox Reactor), logrando un mejor desarrollo para el beneficio eléctrico de la sociedad.

   Sin duda alguna, la política de Washington en la Guerra Fría, de pasar por una política de aislamiento, pasó por la proyección de su influencia mediante el soft power político y cultural. Hablar de la apropiación cultural que tuvo lugar el bloque occidental, es hablar de un proyecto que nació desde los Estados Unidos, planeado o no, la expansión de la nueva cultura estadounidense fue una herramienta efectiva para poder defenderse de la amenaza comunista en otros frentes. Esta proyección de soft power cultural demostraba también que el capitalismo era un medio de desarrollo y prosperidad, lo que de cierta manera revertía el “efecto domino” en el contexto de la Guerra Fría; con esto hacemos referencia a una política de contención que intentaba evitar que un Estado parte del bloque occidental caiga en manos de influencia soviética, ya que, si uno de estos caía, era probable que los próximos a este también caigan en la influencia soviética. La influencia de la democracia liberal en aquellos países que buscaban el progreso mediante la ayuda del bloque capitalista fue un factor determinante para los Estados Unidos, pues la manutención de su “fidelidad” para con el bloque occidental era conveniente para su estrategia. Es por esto que el interés por mantener una zona de influencia que ayude a preservar estos nuevos valores en los Estados capitalistas, era la principal preocupación de los Estados Unidos.

    Evidentemente, el gobierno de los Estados Unidos sabía que la proyección de su cultura hacia los otros Estados iba a garantizar un acercamiento cultural y un rechazo automático hacia la cultura soviética. Asimismo, el soft power estadounidense influyó en el Reino Unido mediante la introducción de los productos industriales, musicales, televisivos y entre otros. La cultura “pop” americana reforzada con las imágenes proyectadas por Hollywood y en la música -jazz, blues- trajeron el arraigo por seguir consumiendo estos productos, generando efectos que iban hasta producir olas migratorias hacia Norte América. Esta cultura también impulsó lo que fue la construcción social del “sueño americano”, una idea que generaba esperanzas para aquellos que deseaban progresar y lograr una calidad de vida superior; esta concepción fue de gran publicidad capitalista para seguir este modelo de desarrollo, llegando así también a generar olas migratorias hacia el país norteamericano. La internacionalización del poder de los Estados Unidos trajo consigo un efecto envolvedor hacia los países capitalistas; este fue el resultado del decaimiento de las potencias mundiales y de la reestructuración del sistema internacional, pues con la bipolaridad, cada Estado pudo redirigir a su manera cómo querían perfilar el mundo bajo su poder político. La relación especial de los Estados Unidos y el Reino Unido no fue parte de un producto del azar. Como ya lo hemos mencionado anteriormente, la herencia histórica entre ambos le permitió a las relaciones políticas tener puntos en común que lograron despejar a aquellos puntos que fueron conflictivos.

    Un factor que es importante mencionar, es que el soft power que emana de los Estados Unidos puede ser diferenciado del que tenía el Reino Unido en su periodo de apogeo, pues si tomamos en consideración las acciones del gobierno británico, su capacidad de influir en los asuntos internos de estos fue más decisivo y comprometedor a diferencia de los Estados Unidos. Si tomamos en cuenta la manera en cómo actuó los Estados Unidos a lo largo de la Guerra Fría, su intervencionismo no fue directo, se realizó mediante actores que intercedieron defendiendo sus intereses (aunque existen casos en donde la intervención fue directa); asimismo, aún con el fin de la Guerra Fría ha habido pocos sucesos en donde ha podido intervenir directamente y, a diferencia del imperio británico, no ha tenido el mismo éxito. Por otro lado, son pocos los hechos donde esta relación especial ha sido puesta en prueba. Si tomamos en consideración los eventos ocurridos en la Guerra Fría, como fue lo ocurrido con el Canal de Suez (1956), la falta de apoyo a los Estados Unidos durante la Guerra de Vietnam (1975) , la relación especial ha tenido momentos cruciales. Uno de los momentos en donde podemos considerar que existió una relativa tensión en esta relación ha sido la cuestión de las Islas Falkland/Malvinas.

El desarrollo de este evento fue en un contexto donde la situación económica del Reino Unido pasaba por los estragos de una crisis de la libra esterlina, la cual la conllevó a recurrir a un préstamo por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI). La respuesta del gobierno británico ante la intervención militar de Argentina en las islas en cuestión fue un intento de demostrarle al mundo de qué aún existían reminiscencias de su poderío como potencia; sobretodo, la demostración de poder de la Primera Ministra Margaret Thatcher ante una oposición parlamentaria y ante el mundo. La respuesta de los Estados Unidos fue de buscar un punto medio que pueda ayudar a una salida pacífica. Argentina, para el gobierno estadounidense significaba un aliado crucial en la lucha anticomunista latinoamericana; si bien es cierto, el involucramiento de la Junta Militar Argentina en Nicaragua, en el desarrollo del Plan Cóndor y entre otros, fue de gran impacto para los intereses estadounidenses. Por lo tanto, esta guerra entre dos aliados fue elegir entre la relación especial o un aliado estratégico en América Latina. Sin embargo, ante la negativa de la Junta Militar y el peso que ejercía la NATO frente el Tratado de Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), los Estados Unidos le dieron su respaldo al Reino Unido. Es importante resaltar este punto ya que podemos apreciar como los intereses estadounidenses por resaltar su relación especial con el Reino Unido fue priorizado. Desde entonces, las intervenciones por parte de los Estados Unidos en sus diversas incursiones en el Medio Oriente fueron respaldadas por el gobierno británico, convirtiéndose un aliado que va a estar presente y muy cercano a las decisiones provenientes de Washington, y que, además, la presencia de esta relación especial proyectaría la continuación indirecta de un imperio con descendencia anglosajona.

    La relación especial entre los Estados Unidos y el Reino Unido puede considerarse como un proceso que se ha desarrollado a partir de eventos históricos. Tras las dos grandes guerras mundiales, los Estados Unidos demostraron al mundo que ahora el liderazgo del nuevo mundo estaba en restructuración; el soft power estadounidense contrajo la nueva expansión política determinó su capacidad de acción en el bloque occidental. El proyecto de Washington tuvo la única finalidad la consolidación de su poder en el sistema internacional, como también de tener la capacidad de poder influir en sus aliados. Este proyecto fue respaldado por el contexto, en donde la Unión Soviética pasaba ahora a ser la gran amenaza para la democracia. Es así como la influencia política estadounidense tuvo un éxito relativo propagando la democracia liberal y la cultura estadounidense en dichos Estados.

   Por consiguiente, podemos afirmar que la relación especial de los Estados Unidos con el Reino Unido se consolido a finales de la Segunda Guerra Mundial, pues la victoria y recuperación económica e infraestructural de esta guerra se dio gracias al gobierno estadounidense y su interés de evitar la caída de Europa ante el comunismo. Sin embargo, como hemos analizado, existen momentos en donde las relaciones fueron variantes. Episodios como la “independización militar” británica por conseguir armas nucleares y depender menos de los Estados Unidos, la intervención en el Canal de Suez, la Guerra de Vietnam y las islas Falklands/Malvinas, fueron momentos donde se hizo claro una contraposición de intereses que, si bien es cierto, no escalaron a más. La relación especial que fue más estratégica que amistosa, superó cualquier impase. Asimismo, hemos podido ver que el cambio de potencia se dio curiosamente como un tipo herencia política, pasando por una pax británica a una pax americana en el bloque capitalista occidental; con lo que el nuevo panorama para los Estados Unidos estuvo marcado de diversas oportunidades que supo aprovechar, haciendo del desarrollo de la Guerra Fría un programa estratégico contra soviético que fue secundado por el bloque occidental, y, por ende, por el Reino Unido.

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