sábado, 22 de noviembre de 2014

La República Aristocrática y el Oncenio de Leguía: Comparación histórica



En el presente ensayo, trataremos de abordar los diferentes aspectos que caracterizaron a el principio del siglo XX en la historia peruana, si bien es cierto, nos centraremos en los puntos más importantes para darnos cuenta de cómo nuestra historia peruana ha sido caracterizada por vaivenes a causa de las élites políticas y la influencia que el ámbito internacional tuvo dentro del destino de la República del Perú. Al término de este pequeño estudio daremos las conclusiones de ambas etapas de la historia peruana. 


La República Aristocrática (1899-1919): 

Es en esta etapa de la historia peruana, es donde llega al poder el Partido civilista. Se mencionaba que esta era una élite que construiría un sistema cerrado, en donde el Estado debía de ser no tan caro, pasivo y que tenga poca participación, es decir, que no sea intervencionista. Este partido estaba caracterizado también por ser de familias que controlaban la minería, la agricultura, y en general el sistema financiero. Es por estas razones, que esta época de la historia es considerada como la “República Aristocrática”. A suma de esto, se hizo una reforma electoral, se reorganizó el sistema tributario y se le dio eficiencia al sistema administrativo de gobierno. Todo con el objetivo de trazar una línea al sistema público, con la idea de que la única función del Estado sea garantizar el orden interno o recuperarlo mediante el uso legítimo dela fuerza, cuando este se vea en peligro. Tener un gasto público limitado, para que se le de preferencias a lo privado, porque “estos generaban la riqueza”.

Detallando un poco más en el sistema económico, el esquema que se planteaba era una satanización del Estado, argumentando que este solo debía de darle las facilidades al sector privado y protección para que estos no se vean afectados y puedan generar continuamente la riqueza. 

Por consiguiente, el gobierno aristócrata pensaba que los impuestos indirectos que gravaban artículos de consumo masivo y con gran demanda, como era el tabaco el azúcar, etc., iban a generar mayor posibilidades de desarrollo para el país. Esta lógica, hizo al Perú un “paraíso fiscal” para el sector empresarial, exportador y que por consecuencia, generaba muchos intereses políticos. 

El diseño estatal que planteaban los civilistas, abrió camino al capital extranjero. Los civilistas creían que el mercado mundial debía de aprovecharse al máximo. De tal manera, la agricultura configuró la estructura social, transformando a los hacendados en la nueva clase dominante hasta el 1919. Ahora la agricultura reemplazaba al guano. Un buen ejemplo de esto, fueron las grandes plantaciones azucareras en la libertad, expresadas en tres grandes familias: la empresa Casagrande, por parte de los Gildemeister; Roma por parte de los Larco y Cartavio por parte de la Casa Grace. Esta transformación social, trajo consigo a un sector social andino que pasó a ser el proletariado en estás haciendas. 

Lo mismo ocurrió con la industria del azúcar y el algodón. Las zonas de mayor producción estaban en el norte. Los grandes propietarios se beneficiaron por la coyuntura internacional de la sobreproducción y el bajo precio que existía, especialmente con las grandes ventas que trajo la Primera Guerra Mundial entre 1914 y 1918. En la selva, el boom del caucho significó el enriquecimiento de personajes como Fermin Fitzcarrald y Julio Arana. A raíz de la demanda norteamericana y europea, se explotó aproximadamente 2 millones de kilos de caucho. Claro está que esta explotación no estuvo ligada estrechamente con un buen trato a la población indígena ni los correctos procesos ecológicos para la producción de este bien natural. 

En el ámbito político, las relaciones entre los dos partidos políticos más importantes se daban en entre el Partido Civilista y el Partido Demócrata de Nicolás de Piérola. Durante el gobierno de los civilistas, el Congreso, el Poder Judicial, la junta electoral y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos estuvieron bajo su control. Es por esto que los miembros del Partido Demócrata siempre tenían un discurso hostil, populista y crítico, dado a que siempre decían que los civilistas empleaban el fraude en tiempos de elecciones. Hay que resaltar, que el Partido Civilista a pesar de estar bien sujetado a las instituciones públicas, tuvo dos rupturas importantes en la historia. La primera fue por una diferencia interna entre los antiguos miembros del partido con las nuevas generaciones, en las cuales destaca José Pardo y Augusto B. Leguía. La segunda ruptura se producirá más a delante, cuando Leguía asume la presidencia del Perú, y como fue característico de este personaje, tomando un estilo personalista.

Dato curioso, es que en 1899, Piérola y los civilistas se unieron para poner en el gobierno a Eduardo López de Romaña, un hacendado azucarero. Pero esta alianza no duró mucho dado que durante su administración, se rompió definitivamente el compromiso entro los pierolistas y los civilistas. Luego en 1903, Candamo asumió el poder mediante una alianza entre los civilistas y el Partido Constitucional de Cáceres. Pero este solo gobernó un año debido a su salud. José Pardo y Barreda fue el candidato elegido por el Partido Civilista para suceder en el cargo a Candamo. Es importante resaltar a esto, que el civilismo estuvo en el poder un considerable periodo, esto se extendió aún más cuando en 1908, Augusto Leguía asumió el poder.

Es en ese entonces cuando se da el segundo quiebre en el Partido Civilista. El personalismo de Leguía, llevó a personajes como Riva Agüero y Víctor Andrés Belaunde estuvieron en su contra. En desagrado igualmente, un grupo de pierolistas lo quisieron apresar en Palacio y lo obligaron a renunciar, pero esto fracasó y Leguía recuperó su libertad. 

Es así como se fue desarrollando la situación política en el Perú, con una fuerte dominación por las clases altas que buscaban un monopolio económico, la poca participación del Estado únicamente manteniendo el orden y dándole facilidades a las clases dominantes y por último atraer capital extranjero mediante el comercio entre las clases más poderosas. 



La irrupción del mutualismo y anarcosindicalismo:

En 1901, se realizó el primer congreso nacional obrero en el Perú. En él se trató de analizarla problemática de la condición social del trabajador y la vinculación que este tenía con los empresarios. De esta manera, una de las respuestas, fue crear sociedades de auxilio y ayuda mutua. Todo esto a fin de que la clase obrera peruana fuera mejor. Cabe decir, que el civilismo se aprovechó de estas demandas sociales y que intentó llevar algunas propuestas al Congreso, como fue el caso de José Matías Manzanilla.

Las huelgas también formaron parte de las acciones tomadas por los movimientos obreros, una de las más conocidas fue la de los jornaleros del Callao en mayo de 1904, en la cual presentaron un petitorio a las autoridades en donde reclamaban un aumento salarial y otros beneficios sociales dignos. Durante el segundo gobierno de Pardo, en medio de la crisis que sufría el civilismo, las presiones sociales aumentaron considerablemente, los gremios seguían reclamando la famosa jornada por las ocho horas. 


Los movimientos obreros de distintas ramas de producción , se unieron a la huelga, lo que se consideró como una reivindicación general. La presión fue tan fuerte que Pardo no tuvo otra opción que reconocer la jornada de ocho horas. Pero esto no quedó ahí, con las consecuencias que trajo la primera guerra mundial, el coste de vida en el Perú para las clases obreras se elevaron. El 19 de mayo de 1919, se convocó a otro paro general. En esta huelga, se produjeron saqueos, incendios y gran cantidad de muertos debido a la brutal represión que originó el ejército.

Por otro lado, en la serranía de nuestro país, se encontraban los “gamonales”. Un sistema semi feudal que se basaba en la explotación del campesinado fuera y dentro de las haciendas. También estaba caracterizada de ser un tipo de autoritarismo paternalista. A presión de este sistema, el campesinado se organizó y trató de impulsar rebeliones. Una de las más conocidas fue la de un mayor del ejército, Teodomiro Gutiérrez Cuevas, conocido también como Rumi Maqui en 1915; junto a los indios en Huancané y Azángaro. Todas estas condiciones laborales que se presentaban a inicios del siglo XX, fueron canalizadas mayormente por la violencia. Las huelgas se volvieron necesarias al momento de presenciar que el sistema no tendía al cambio.



Billinghurst:

En el año 1912, Guillermo Billinghurst asumió la presidencia. Es importante resaltar que el civilismo en esta etapa se encontraba aún presente de cierta manera. Uno de los principales discursos que le garantizaron la victoria a este personaje, fue el discurso populista que manifestó a lo largo de su campaña, especialmente el dirigido al sector obrero. 

Durante el gobierno de Billinghurst, mostró el interés de reformar el sistema electoral, se enfrentó con la opinión pública, pero nunca intentó desestabilizar a las élites. Por otro lado, flexibilizó algunas demandas sociales. Por ejemplo, le garantizó a la clase obrera, toda huelga que este respaldada por las tres cuartas partes de los trabajadores afectados y concedió a los trabajadores del puerto del Callao, las ocho horas laborales. El apoyo a las masas, fue una estrategia que uso para intimidar a sus opositores. 

Las provocaciones hechas por Billinghurst le jugaron una mala pasada. En el año 1914, Oscar R. Benavides entró al poder con un golde de Estado, respaldado por los civilistas. El control cayó bajo el núcleo civilista de nuevo, bajo los intereses de los más poderosos. 




La Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa


Lo principal que hay que acotar sobre esta gran guerra, es que favoreció notablemente a nuestro comercio en aquel entonces. Como ya lo habíamos explicado en líneas anteriores, el contexto interno del Perú en la primera guerra mundial, fue de grandes adquisiciones de parte por los hacendados más ricos, revueltas sociales, y gobiernos que se luchaban por la continuidad de una pseudo ideología social. 

La demanda que creo la primera guerra mundial obligó a incrementar la producción de petróleo, cobre, caucho, azúcar, algodón, y entre otros. Las exportaciones en el Perú se dispararon de manera significativa y de la misma manera, la inflación aumento. El coste de vida para los obreros era imposible, los productos de necesidad primaria encarecieron y la explotación se volvió aún más común. 

Es válido mencionar también que el rol que tuvo el Perú en la primera guerra mundial, fue mediante el hundimiento del Lorton. Un buque que comerciaba salitre con España. En 1917 el Lorton fue hundido por Alemania, dado que este había declara un bloqueo marítimo para evitar cualquier comercio de abastecimiento militar para los países en guerra, era una estrategia que Alemania no podía tomar a la ligera. Coincidentemente el salitre era usado también para hacer pólvora. Por consiguiente, la reacción del Estado peruano fue pedir una indemnización por el hundimiento del buque comercial, pero Alemania se niega, alegando que este era de firma inglesa. Es en ese momento en donde Perú rompe relaciones diplomáticas con Alemania. 



En el aspecto ideológico, las clases populares se vieron identificadas con las ideas radicales. La revolución rusa jugó un papel muy importante en este contexto. Las grandes masa populares se concientizaban cada vez más de lo que sucedía, la llamada consciencia de clase se desarrolló y en ella se vinieron creando nuevos movimientos sociales. Un ejemplo de este, es el indigenismo. La reivindicación del indígena era el aspecto principal de este nuevo pensamiento.

Por otro lado, Jose Carlos Mariátegui, más conocido “El Amauta” , fue el primer intelectual socialista del Perú, desarrolló en innumerables revistas un pensamiento socialista, fundando la primera cédula célula marxista en el Perú. Igualmente, Victor Raúl Haya de la Torre, con ideas inspiradas en la revolución mexicana y en la revolución rusa, fundó la Alianza Popular Revolucionaria Americana, con el famoso discurso antiimperialista. 

De esta manera podemos ver, como los factores externos siempre han influenciado en los acontecimientos de la sociedad peruana. Es imposible no analizarla sin todos estos factores.




Continuando con nuestra pequeña investigación, nos centramos ahora en el Oncenio de Leguía, una etapa caracterizada por un autoritarismo, los cambios constitucionales, el impacto de las obras públicas y la personalidad de este presidente. Además, abordaremos como fue el nacimiento del APRA y del socialismo, y como influyó en la política peruana. 



Oncenio de Leguía 

En 1919, Augusto B. Leguía organizó un golpe de Estado, con el pretexto de que el Partido Civil y Pardo, no le dejarían la llegada al poder. El 12 de octubre se proclamó presidente, llamando a su gobierno “Patria Nueva”, alegano que su gobierno se iba a caracterizar por la modernización del país mediante un giro entre las relaciones que tenían la sociedad civil y el Estado.

En un principio, Leguía intentó romper toda actividad con los poderes tradicionales, con la oligarquía peruana. Era un ex civilista, desterrado en Panamá por Billinghurst, que regresó para candidatear en contra de Ántero Aspillaga, con una campaña apoyada por el Partido Constitucional de Cáceres y por los estudiantes de la Universidad Mayor de San Marcos. Aprovechó el contexto de cansancio social para lanzar un discurso pragmático, que iba en contra del monopolio político del Partido Civilista. Se mostró como un hombre que estaba profundamente comprometido con el progreso empírico y la democratización del Estado. 

En pocas palabras, se autoproclamaba el mesías peruano que venía a resolver todos los problemas en el Estado peruano. Cabe mencionar, que Leguía supo aprovechar el desgaste que tenían los partidos políticos tradicionales, eso fue determinante para que su candidatura sea vista como prometedora. La personalidad autoritaria de Leguía se hizo visible, cuando exilió a los líderes civilistas e intimidó a los órganos de prensa de ese partido. 

Las políticas que utilizó Leguía estaban orientadas a las clases medias. Él se justificaba mediante el éxito de sus reformas, como las instituciones estatales y paraestatales, y en la reactivación de la administración pública. Leguía decía que si se quería progresar, se debía de contar con un Estado fuerte, que facilite el crédito y que promueva el empleo. Con esto, el esquema civilista se rompió. Se volvió todo lo que los civilistas más temían, un Estado intervencionista y burocrático. 
Las acciones administrativas en el gobierno de Leguía, trajeron un aumento progresivo del impuesto a la renta, a las tarifas aduaneras en las importaciones y exportaciones, y a los impuestos indirectos a los productos de consumo masivo. El objetivo de este gobierno, era la construcción nacional a partir de los recursos del país, pero lamentablemente esto duro hasta 1924. Desde entonces, los empréstitos del Estado aumentaron, y fue entonces que el país entro en un endeudamiento. El crédito estadounidense se vio como una forma fácil para las obras que Leguía tenía planeadas, especialmente porque quería mantener su popularidad, dado que las elecciones estaban próximas y quería mantenerse en el poder.

La modernización de Leguía trajo consigo una reforma constitucional. La carta de 1920, le daba la opción de reelegirse, de esta manera no habría ningún problema legal que se lo impidiese. Esta carta también promovió garantías sociales, como el habeas corpus, la propiedad material e intelectual. El Estado reconocería la libertad de comercio y a la vez condenaría los monopolios. La educación primaria gratuita y estatal, el reconocimiento de las comunidades indígenas, a lo que se le autodenominó el “Huiracocha” por su imagen paternalista. 

A pesar de todas estas características “buenas” que tenía el gobierno de Leguía, una democratización del Estado siempre fue una tarea difícil. Leguía se sostuvo por el poder del dinero, sus obras públicas se construyeron gracias a los negocios oscuros que traían su clientelismo. La mayoría de los préstamos utilizados por este, eran por parte de banqueros estadounidenses. En 1922, aprobó el funcionamiento de un banco de reserva para organizar el sistema de crédito y la emisión monetaria, una mesa conformada por tres peruanos elegidos por los bancos, uno como defensor de los intereses extranjeros y tres nombrados por el gobierno. 

El régimen de Leguía se fue desgastando con el tiempo, buscando la reelección tras reelección, profundizando sus reformas sociales, persiguiendo a sus opositores, hizo que su gobierno se debilite. Inevitablemente, el ámbito internacional agudizó el disgusto, en el año 1929 se produjo el crack en la bolsa de Nueva York. A pesar de los intentos de eliminar la libra peruana y poner en circulación el sol de oro, el descontento no iba a pasar. Ya en 1930, una revolución se preparaba para sacar al tirano del poder. El comandante Luis Sánchez Cerro comando la revolución, desmantelando el gobierno de Leguía y haciéndolo renunciar. De esta manera, el gobierno del dictador culminaba, para darle paso al facismo peruano. 



Primera etapa del APRA y fundación del socialismo: 

Abarcando a uno de los movimientos más importantes en el pensamiento peruano del siglo XX, podemos mencionar a la Alianza Popular Revolucionaria Americana de Victor Raúl Haya de la Torre y por otro lado el Partido Socialista fundado por Jose Carlos Mariátegui. 

Durante los años veinte estos movimientos marcarían el rumbo de la política peruana. Por un lado estuvo el APRA, un partido formado por Haya de la Torre, un desterrado por Leguía en 1924, que tenía el propósito de juntar voluntades inspiradas en la revolución mexicana y propagar en sentimiento antiimperialista en todo el continente americano. Fundado en México, Haya logró asistir a varios congresos internacionales, por ejemplo, a Suiza, Italia y en Rusia, donde pudo asistir al Quinto Congreso Mundial del Partido Comunista. Al llegar por tierras inglesas, escribió un artículo en la revista The labour Monthly, donde explicaba que era el APRA. Según el Haya de ese entonces, la alianza se centraba en la unidad política y económica de América Latina, la internacionalización del canal de Panamá, el antiimperialismo, la nacionalización de tierras e industrias y la solidaridad con todos los pueblos y clases oprimidas del mundo. 
Cabe mencionar que la primera cédula del APRA, estuvo en Paris y que personajes como Eudocio Ravines, César Vallejo, Luis Heysen y Armando Bazán lo conformaron. En el Perú, la militancia aprista se concentró con gran fuerza en el norte del país, en lugares como La Libertad, Lambayeque y Cajamarca. En otras partes como Cerro de Pasco, Ica y Ancash, también había apoyo al APRA. El discurso antiimperialista de Haya había calado bastante en la población, especialmente en aquellos pueblos en donde las empresas extranjeras habían tomado el control de los negocios. 

Al regresar de su exilio, Haya de la Torre participó en las elecciones de 1932. Fue en ese entonces, cuando empezó su carrera política. Su contrincante era Sánchez Cerro, el comandante que había derrocado a Leguía. El discurso que empleo en esta candidatura, si bien es cierto, asustó a las élites dominantes, tildándolo de un subversivo que buscaba destruir el Estado. El resultado de todo esto, fue la victoria de Sánchez Cerro por la Unión Revolucionaria. Sin embargo, los apristas denunciaron fraude electoral y fue desde entonces, que se produjo la gran oposición desde el Congreso, hasta lograr que este odio llegue a las calles y se produzca la famosa revolución aprista en Trujillo en 1932. 




Fundación del socialismo: 

El socialismo por otro lado, tuvo a José Carlos Mariátegui, uno de los pensadores peruanos y de América Latina, más importante en torno al marxismo. A pesar de no haber culminado sus estudios escolares, se formó de manera autodidacta en el periodismo. Para esto, utilizó diversos pseudónimos y escribió en varias revistas como Mundo Limeño, El turf, Colonida, y entre otras. Posteriormente, viaja a Italia donde marca el inicio de su formación marxista. Asistiendo a un congreso del Partido Socialista italiano. De la misma manera que Haya, fundo la primera cédula , y siguió recorriendo los países europeos. 

A su regreso por el Perú, en 1923, Mariátegui conoce a Haya de la Torre e inicia un ciclo de conferencias. Un evento importante en la historia del socialismo, fue la fundación de la revista El Amauta en 1926, una revista de tendencia socialista, que fue acogida de buena manera por los intelectuales pero mala por Leguía, que lo clausuró tildándolo de complot comunista. En 1928, rompe con Haya por considerar que este traicionó sus principios y funda el Partido Socialista, con contactos de la Tercera Internacional. En consecuencia, el espíritu revolucionario de Mariátegui lo llevo formar el Comité Organizador Pro Central General de Trabajadores del Perú (CGTP). 

Para Mariátegui, el socialismo en el Perú estaba intrínseco en sus raíces andinas. Por lo tanto, la tradición colectivista cumpliría en retomar la tradición nacional y con eso la construcción de la nación peruana daría sus frutos. Si bien es cierto, que Mariátegui consideraba que el Perú vivía en una sociedad semi colonial que se iría perjudicando mientras el imperialismo se expanda por el mundo. Pero existían, según él, tres bases principales que ayudarían con la construcción nacional. La primera era la tradición cultural de los intelectuales del indigenismo en articulación con el campesinado, la segunda se basaba en los movimientos populares, tomando como referencia las luchas obreras y las rebeliones campesinas del pasado y el presente, y por último, la experiencia histórica del pasado en donde se había desarrollado un “comunismo agrario” que aún vivía en las comunidades campesinas.

A su muerte el 16 de abril de 1930, el Partido Socialista se transformó en comunista, al mando de Eudocio Ravines y respaldado por la Internacional Socialista. Aunque este partido no tuvo mucha participación política, su líder dejó una gran huella en el pensamiento peruano. 




Conclusiones generales y Comparación

Para concluir con el presente trabajo, podemos terminar  comparando las dos etapas de la historia peruana en base a las explicaciones dadas respectivamente. Por un lado tenemos a la República Aristocrática, impulsada por los intereses de las clases más altas de la sociedad peruana, defendiendo a las grandes empresas que se conformaban, al capital extranjero y atando al Estado peruano, creando una pseudo empresa que se beneficiaba del ordenamiento jurídico del Estado, para imponer su voluntad hacia las masas. De la misma manera, teníamos a la naciente clase obrera que veía la única oportunidad de sobrevivencia los trabajos que ofrecían las clases dominantes. 

El choque de estas dos clases sociales tuvo como resultado los movimientos sociales, la lucha por las ocho horas, y la búsqueda de la mejoría de los precios afectados por el estallido del a primera guerra mundial. Poco se podía hacer frente los acontecimientos internacionales, ya que estos siempre tienden a ejercer una influencia en los asuntos internos, la era de la globalización empezaba a nacer desde entonces debido al comercio. Con esto, las ideologías de la revolución rusa y los movimientos antiimperialistas forjaron en los obreros, la única vía de hacer que sus derechos sean respetados. Pensadores como Victor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui, fueron los principales líderes que marcaron la pauta en la izquierda política peruana del a comienzos del siglo XX. 

Con esto mismo, los gobiernos autócratas a partir de 1919, como fue el de Leguía, trajo consigo la reforma y la reaparición, en mi opinión, del rol que debía de tener el Estado. Los civilistas habían capturado al Estado de una manera que solamente debía de ser despertado cuanto sus intereses se vean en juego. Es por esto mismo que Leguía jugó un papel importante si es que hablamos de capacidades del Estado. 

Aterrizando un poco con nuestras conclusiones y comparaciones, podemos decir que la etapa vivida en la República Aristocrática, estuvo centrada en la liberalización del comercio, la poca actividad estatal y el nacimiento de las revueltas sociales. Por otro lado, en el gobierno de Leguía, podemos decir que el intervencionismo estatal resurgió, las obras públicas y el desenlace de las revueltas sociales. Estos periodos, notoriamente, son totalmente opuestos, pero a pesar de que las acciones en ambos gobiernos eran de un distinto corte político, existía un factor que los unía a los dos: El apoyo de los Estados Unidos.



Bibliografía

Flores Galindo, Alberto. 1984. Aristocracia y plebe

Burga, Manuel y Alberto Flores Galindo. 1994. “Apogeo y crisis de la republica aristocrática”. Lima, Perú. Tarea.

Basadre, Jorge, Historia de la república, Leguía. 1969 Lima. Editorial universitaria.

Guerra Martinière, Margarita y otros. 1983. “Historia general del Perú”. Lima, Brasa

Mariátegui, Jose Carlos. 1959. “Siente ensayos de interpretación de la realidad peruana”. 7ma Edición Lima

Chirinos Soto, Enrique.1978. “Historia de la República”. Lima, Andina.

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